"LIBERTAD ... PERMITIDA"

Y tú tienes tantas preguntas humanas para hacerme…
Y yo… Tengo tantas preguntas divinas para hacerte…

Irónico

Tus respuestas serían divinamente humanas.
Mientras que las mías humanamente divinas

Digno sería detenernos a observar el uno al otro.
Contemplar la reserva en reversa que nos ofrecemos calladamente,
completar un cuadro, que quizás fue comenzado en otro tiempo,
Y seguramente en otro lugar…


Los dioses me concedieron un deseo… había logrado descifrar como llegar a ellos y eso los dejó atónitos, sintieron que su seguridad estaba en peligro, aunque parezca una irrisoria contradicción ante su condición, ellos mismos me lo dijeron – "estamos sorprendidos, ¿cómo lo has hecho?"

Yo no entendía si me estaban librando una broma, una absurda broma para desorientarme, o si realmente yo, una humana llena de misterios por descubrir, había logrado sortear la más alta seguridad que El Olimpo ofrecía.

Me detuve a percibir las energías que de ellos emanaban, a sentirme a mi misma ante tal cuadro épico para mi convencional vida. Y sí, pude reconocer que ellos estaban azorados ante la mera idea, de que pudiera volver a ocurrir un descuido como el que me había permitido acceder a sus dominios.

Eran tanto dioses, y semidioses. Bellos, imponentes y desgarradoramente impresionantes, que no podía dejar de contemplarlos. Creo que mis mandíbulas estaban dibujando una sonrisa helada en mi rostro, reflejando con sinceridad la confusión que mi ser trataba de ordenar en décimas de segundos.

Recordé respirar profundo, intensamente profundo para traerme toda al presente. Y haciéndome de un valor que pendía de un ecléctico hilo, me alcé con mi propia voz, con una voz que solo afloraba en momentos de tensión y apremio, mas era tan auténtica y segura que veía emanar, (no solo de mi boca, sino de todo mi ser), la irradiación energética que ella portaba, abriéndose paso hasta cada uno de los allí presentes en el gran salón de los dioses.

“Mi nombre es Clara, vengo de la Vieja Tierra, no se como he llegado hasta aquí, solo sé que en este momento mi cuerpo biológico está suspendido en un gran sueño reparador dentro de una caverna, mientras estoy en un viaje disfrutando de las bellas tierras de escocia. Un paraje que me prometí recorrer, para recobrar las semillas que allí dejé en otra vida.”

Como había aprendido ya hacía bastante tiempo, solo al insuflar el aire llena de conciencia de mi misma, me permitía abrir la boca para dejar salir las palabras que eran oportunas para la ocasión. Y aunque ya tuviera cierta práctica, no dejaba de sorprenderme de lo que podía aflorar, sea cual sea la situación en la que me encontrara. Menos aún sabiéndome en pleno salón dentro de El Olimpo, rodeada de cientos de dioses que no paraban, ni disimulaban en lo más mínimo el escudriño sobre mi persona.

Un semidiós. Un semidiós había cometido el error, en realidad la falla estaba en cinco segundos, pero ese tiempo me había valido para colarme (sin saberlo) en el pasadizo que me transportó directamente a donde ahora me encontraba.

Ese ser, venía viéndome, observándome hace varios años, algo en mi le llamaba tanto la atención, que había cometido el descuido. No consideró el tener en cuenta que al acercarse cada vez mas a mi, su propia irradiación había ido sembrando con su luz, el riego propicio para mis propias semillas potenciales, su presencia iluminaba partes oscuras y olvidadas de mí mismas. Claro está que yo no tenía noción de lo que estaba viviendo, solo me sabía en cientos de procesos que se me presentaban como cachetada de loco, como si de algo inminente se tratara, iba despojándome de residuos energéticos que ya no me servían. Se liberaban viejas memorias, heridas y recuerdos que ya nada tenían que hacer en mis días. Me sentía cada vez mas liviana, aunque ante cada proceso, había sufrido cientos de malestares, a los cuales no podía si quiera nominar, (estaban tan lejos de mi comprensión), mas sentía tan propios, oportunos y satisfactorios, que hubiera pecado de necia al quedarme enredada en el simple artilugio de saber como y por que sucedían, Estaba aprovechando la ola de liberación, como si hubiera hallado el vórtice que me elevaba pro encima de mi propia evolución, para transportarme al siguiente nivel de mi propia existencia, Libertad, eso sentía sí, libertad, de condicionamientos, de reglas, de creencias, y lo más extraño aún, de mi historia ancestral, era claramente libertad.


Y amen de esa libertad, podía seguir en la tierra actuando los roles habituales, aunque ahora ya no con la carga emocional dramática que en el pasado me hubieran desenfocado y hecho colapsar. Ahora con esta libertad, me permitía cada rasgo de humanidad que surgiera, porque sabía con cada fibra de mi ser, que esta era la experiencia última. Es más había descubierto que la prolongación de llegar a mi tan ansiada libertad se debía al miedo absurdo de encontrarme alguna vez extrañando mi paso por la tierra como humana. Me había descubierto a mi misma, urdiendo estrategias para mantenerme entretenida, distraída de mi proceso natural, sí, mi libertad incondicional, ese gran salto que todo mago reconoce ante su vuelo preliminar…






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